12-12-2010 - (Gallego) Aunque, como es evidente, apenas cumplen órdenes y no hacían ostentación de armas ni detalle alguno que aumentara la sensación de temor o de coacción, su función, cuando así lo determinaron los políticos de Madrid, era imponer, mediante el temor, lo que no se supo conseguir con el diálogo y la negociación.
No parece en absoluto que existan motivos para tal desmesura. De hecho, hace pocos meses, toda la aviación europea paró a causa de la erupción de un volcán y no hubo ningún tipo de hecatombe que pusiera en evidencia la necesidad, en el caso actual de España y sus controladores, de movilizar al ejército. Molestias, por supuesto, pero el tipo de tragedia o calamidad nacional que requiera tal tipo de iniciativa, en absoluto.